domingo, 20 de noviembre de 2016

Esas hadas


 Cali, 20 de noviembre de 2016

   


Desde tiempos remotos, en la mitología  nórdica, griega y romana, se ha expuesto que en los bosques podemos encontrar hadas. Seres fantásticos que protegen la naturaleza. Es difícil pensar que en nuestra infancia no nos hayamos topado con alguna referencia que nos haya invitado a pasar horas tratando de imaginarlas y, por qué no, también buscarlas en los parques, en los jardines, en nuestros lugares de juego. Son tan solo una representación de ese mundo maravilloso que se vive cuando tienes 4, 5, 6 años, a veces logra extenderse un poco más pero no sin el descreimiento que aporta el desarrollo cognitivo. 

Confieso que soy de las que he tratado (y trato) de prolongar en mis hijos,  lo más posible, ese refugio que aporta la fantasía. Siento que los protege de tantas cosas.  Estoy convencida que el mundo suele ser tan difícil cuando creces, que mientras más duren sin enterarse, se les da un "plus" de felicidad a sus vidas. Pero claro, ese mundo mágico cesa, acaba, el desarrollo neurológico y la realidad nos empuja a tener lo que llamamos en psicología: Criterio de realidad. Algunos convierten eso en religión, otros en creencias sobrenaturales y otros en literatura. Cada quien trata de prolongar como puede su mundo de fantasía; pero lo cierto es que la imaginación es uno de los grandes regalos con los que contamos los seres humanos para escapar de momentos desolados. Ana Frank nos lo mostró claramente con su libro. 


No es fortuito que piense esto justo hoy, día donde se celebra un aniversario más de la Convención de los Derechos del Niño firmada en Ginebra en 1989. Fue un logro tan importante para los niños y, a su vez, con tantas dificultades para cumplirse en la realidad. A los adultos nos ha costado mucho comprender su mundo y poder ofrecerles condiciones que les permitan vivir plenamente, crecer en una realidad donde, por lo menos, se les garanticen necesidades básicas para desarrollarse satisfactoriamente. Como dice Zas (una cantante francesa) en una canción maravillosa que descubrí aquí en Cali (gracias a una brillante referencia de la profesora del Instituto de Psicología de la Universidad del Valle María Cristina Tenorio):


Yo también tengo un hada en mi casa
Desde mis estanterías mira hacia arriba
A la televisión pensando
Que fuera está la guerra
Lee periódicos diversos
Y se queda en casa
En la ventana, contando las horas
En la ventana, contando las horas

Pienso en mis niños queridos: Mis hijos, los hijos de mis amigos, mis pacientes. Pienso en esa hada que vive en cada uno de nosotros y que de alguna manera quedó herida al descubrir que la realidad y la fantasía difieren de manera estrepitosa. 

 Yo también tengo un hada en mi casa
Y mientras come
Hace ruido con sus alas quemadas
Y sé que no está bien
Pero yo prefiero darle un beso
O sujetarla entre mis dedos
Yo también tengo un hada en mi casa
Que querría volar, pero no puede...

Sin embargo pienso, en la gran responsabilidad que tenemos al orientarlos, enseñarlos a fortalecerse dentro de las adversidades. La responsabilidad de amarlos y hacer lo posible porque sean felices. Porque a pesar de todo sigan volando.

Por aquí les dejo el video, la letra y la traducción para que la disfruten igual que yo. 


La Feé


Moi aussi j'ai une fée chez moi
Sur les gouttières ruisselantes
Je l'ai trouvée sur un toit
Dans sa traine brûlante
C'était un matin, ça sentait le café
Tout était recouvert de givre
Elle s'était cachée sous un livre
Et la lune finissait ivre

Moi aussi j'ai une fée chez moi
Et sa traine est brûlée
Elle doit bien savoir qu'elle ne peut pas
Ne pourra jamais plus voler
D'autres ont essayé avant elle
Avant toi une autre était là
Je l'ai trouvée repliée sous ses ailes
Et j'ai cru qu'elle avait froid

Moi aussi j'ai une fée chez moi
Depuis mes étagères elle regarde en l'air
La télévision en pensant
Que dehors c'est la guerre
Elle lit des périodiques divers
Et reste à la maison
A la fenêtre, comptant les heures
A la fenêtre, comptant les heures

Moi aussi j'ai une fée chez moi
Et lorsqu'elle prend son déjeuner
Elle fait un bruit avec ses ailes grillées
Et je sais bien qu'elle est déréglée
Mais je préfère l'embrasser
Ou la tenir entre mes doigts
Moi aussi j'ai une fée chez moi
Qui voudrait voler mais ne le peut pas..

El Hada

Yo también tengo un hada en mi casa
Sobre los canalones chorreantes
La encontré sobre un tejado
Con la cola del vestido ardiendo
Era por la mañana, se olía el café
Todo estaba cubierto de escarcha
Ella se escondió bajo un libro
Y la luna terminaba borracha


Yo también tengo un hada en mi casa
Y la cola de su vestido está quemada
Ella debe sabe que no puede
Que no podrá nunca jamás volar
Otras lo han intentado antes que ella
Antes que tú hubo otra
La encontré replegada bajo sus alas
Y creí que tenía frío

Yo también tengo un hada en mi casa
Desde mis estanterías mira hacia arriba
A la televisión pensando
Que fuera está la guerra
Lee periódicos diversos
Y se queda en casa
En la ventana, contando las horas
En la ventana, contando las horas

Yo también tengo un hada en mi casa
Y mientras come
Hace ruido con sus alas quemadas
Y sé que no está bien
Pero yo prefiero darle un beso
O sujetarla entre mis dedos
Yo también tengo un hada en mi casa
Que querría volar, pero no puede...